Salimos de Lima la mañana del martes 24. Salimos con rumbo sur, hasta Cañete, para girar luego hacia el este y seguir por más de 150 km el curso del río del mismo nombre. Siempre bajo la guía y tutela de Marco, nos proponíamos llegar a la reserva Nor Yauyos Cochas.
Después de unas cuantas horas de viaje empezaba un camino bien angosto que sólo permitía el paso de un carro por vez. El uso del claxon era obligado a la entrada de cada curva.
Después de unas cuantas horas de viaje empezaba un camino bien angosto que sólo permitía el paso de un carro por vez. El uso del claxon era obligado a la entrada de cada curva.
Pero el asunto es que llegamos a Tinco Alis (“tinco” es confluencia en quéchua), la intersección del Río Alis con el Cañete, donde nos esperaba Fidel en uno de los puestos de guardaparques. Le hicimos un lugarcito en el tatú, amante de la cinta gris, y subimos hasta el pueblo mismo de Alis, un pequeño caserío de unos 300 habitantes, encajado entre las imponentes paredes que dejó el río Alis al excavar su cauce en las calizas del Cretácico.
Raul Crispín fue el segundo guardaparque que conocimos y en su propia casa. Se recuperaba de un grave accidente. Había caído con su carro al río Alis y, luego de ser arrastrado unos metros, permaneció en el agua unas tres horas hasta que fue rescatado por alguien que por ahí pasaba. Desde atrás del tabique que dividía el humilde living-comedor con la cocina, apareció su señora con unos cafés y unos panes con queso del lugar que acompañaron la charla en la que además, organizamos la travesía y recorrida por la reserva del día siguiente. Pero hasta las 8 p.m., pues llegaba la curandera de Raúl…
La Reserva Nor Yauyos Cochas es una reserva particular ya que lo que busca preservar es la intervención del hombre sobre la naturaleza, en este caso, las terrazas o andenes de cultivo. La mayoría de ellos son preincaicos y muchos son todavía utilizados para los cultivos.
A las 7 llegaría dientes de lata desde …. Salimos rumbo a Laraos, otro pequeño pueblo rodeado de andenes cultivados que alcanzan una superficie de unas 500 has, sobre unas laderas muy escarpadas. Desde el primer momento en que se entra en la reserva impresiona ver cómo estos andenes han sido construidos en las partes más altas de la montaña, a más de 3500 msnm.
En Laraos ya se nos unieron dos guardarparques más para rumbear hacia la laguna Pumacocha. Pero no sin antes tomarnos un desayuno bien buenazo de sopa verde, acompañado por su tasa de te y un sándwich de huevo frito. Desayunamos siete personas por 16 soles… unos $25.
Poco antes de llegar, en el camino, nos detuvimos en una de las cavernas más profundas de Sudamérica. Según contaban, posee más de 700 m… Y al poco de seguir andando, ellos con sus motos, nosotros con tatú, llegamos a la laguna con forma de puma (“cocha”, laguna en quéchua). Como allí se desarrolla una piscigranja para la cría de truchas, está permitido pescar. Varios nos embarcamos, con caña y algunas líneas. Al rato Salió la primera y enseguida Tito con la segunda. Un rato más y la punta de la caña se hundió en el agua. Un poco de pelea y apareció a un metro de profundidad una megatrucha… fueron más la emoción y la ambición de ver semejante pez fuera del agua, que al grito de “ayuda”, en vez de una red, aparecieron dos cámaras de fotos… la de Tito y la de Agus, a quien el pique no lo acompañaba del todo. El final es el que ya todos se imaginan…
Nos metimos los siete en una pequeña casita de barro, sin luz, dentro de la que casi no se veía del humo que largaba el fuego que cocinaba las truchas…
El resto no se puede contar, van solo los títulos…motos, pinturas rupestres, cascadas de ensueño…les dejamos algunas fotos.
Y eso sí, los guardparques de Nor Yauyos Cochas tampoco se salvaron al final del día de una nueva geo-charla a cargo del geolatinmaricantour team.
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